Cuántas veces hemos escuchado o
dicho nosotros mismos: “Que bien se ve esa persona, no sé exactamente que
tiene, pero sé muy bien” y al hablar con ella, quedamos más que encantados y, a
la vez, confundidos, por no saber exactamente qué es lo que hace tan atractiva
a esa persona. Cuando esto nos sucede, la mayoría de las veces se trata del
porte y la clase.
Pero, ¿Qué es cada uno? Y ¿Por qué juntos nos hacen lucir
atractivos? Primero, es importante aclarar que no se trata de algo elitista,
tampoco de la condición económica, el apellido o la posición social; no se
trata de marcas, ni cosas ostentosas. Ambas son formas de vivir, en las que
intervienen la forma de verse a uno mismo, la integridad, inteligencia, discreción,
prudencia y educación; en pocas palabras es el resultado de la riqueza que
llevamos al interior y que inevitablemente se proyecta al exterior.
Hablemos primero sobre el porte ¿Te ha sucedido que al ver un
grupo de ejecutivos salir de un elevador, inmediatamente reconoces quien es el
importante? Es imposible no notar el porte que tiene una persona; y el primero
y mejor consejo que se puede dar para triunfar en este aspecto, es pararse y
caminar derecho. Si, en este momento todos recordamos la típica frase de mamá
cuando éramos pequeños: “¡Párate derecho!” pero esto no solo es cuestión de
postura, la forma de pararnos y caminar también comunica; es la expresión personal
de cómo nos vemos a nosotros mismos, de que tan importantes nos sentimos. La palabra
“importante” viene de in, dentro y portar, llevar. En pocas palabras portar lo que
llevamos dentro. Pero, ¿Cómo lograrlo? Primero, sentirte bien contigo mismo,
querer generar una percepción favorable ante tu imagen; después alargar el
talle, caminar con la cabeza en alto y dar los pasos con toda la pierna, desde
la cadera. Trabaja en que cuando te vena digan “¡Esa persona es importante!”
En cuanto a la clase, en los pequeños detalles de la vida, esta se
manifiesta. Imagina que ves a una persona que se suena la nariz con un pañuelo
ya usado, que le grita o le habla de mal modo a la gente del servicio, que no
agradece, que habla fuerte para llamar la atención, que a cada persona que se
le acerca le dice “mi reina, qüerita, gordis, chula, compa”, que se expresa
todo el tiempo con groserías, o tal vez, a un señor de casi 50 años vistiendo
como si tuviera 18, ¿considerarías que tienen algo de clase? La clase, es una
misteriosa cualidad que no es muy fácil de definir, ya que no se conforma de
una sola cosa, sino que es la reunión de varios factores como son lo que dice una
persona, la forma en la que lo dice, su imagen y su comportamiento.
Ahora, ¿Por qué estas dos cualidades
juntas nos hacen lucir muy atractivos hacia los demás? Ya hemos hablado mucho
acerca de la coherencia en nuestra imagen, no hay fondo sin forma y, definitivamente,
no habrá forma sin fondo. Todos somos un paquete, en donde el porte beneficia a
la envoltura y la clase al fondo logrando juntas dar una percepción aceptable
para toda nuestra audiencia.
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