Según la investigación
realizada por “The people´s Almanack Book of List, el mayor miedo de las
personas es hablar en público. Si vemos al miedo, como una defensa natural que
nos ayuda a protegernos como seres vivos, suena extraño que hablar en público sea
uno de ellos. Sin embargo el miedo en esas condiciones se activa por dos razones:
la primera porque nos enfrentamos a algo nuevo, y la segunda porque en ese
momento estamos ante los ojos de todos; nuestra credibilidad está en juego, ya
que estamos siendo evaluados y juzgados por la audiencia.
Está bien ponerse nervioso antes de
iniciar un discurso, a fin de cuentas nuestra imagen está en juego; sin embargo
lo que no está bien es dejar que la audiencia se dé cuenta de esto. Una buena
manera para relajarte y hacer que se desvanezcan los nervios es respirar de
forma profunda, esto hará que tu cerebro se oxigene, despejará tus ideas y te permitirá
pensar mejor. Así mismo, debes estar consiente que cada vez que hablas en público
existirá un tema central, entonces si sientes pasión o agrado por este, te
enfocaras en que la audiencia comprenda tu mensaje y ni siquiera pensaras que
estás hablando en público.
Una vez que tengas dominados los
nervios, es importante enfocarse en lo típicos errores que cometemos:
1) El tema o mensaje: Para impactar en la audiencia es
indispensable mostrar conocimiento, dominio y pasión por el tema. Así mismo,
debemos saber que el inicio de cualquier mensaje, discurso o presentación es
crucial, pues el pecado de todo orador es ser aburrido. Es mejor utilizar técnicas
como experiencias, estadísticas, analogías o ejemplos, siempre y cuando no
abuses de estas en una sola presentación. Utiliza una de ellas, la que mejor
convenga al tema y de ser posible, ensaya, ensaya y ensaya; ya que confiar en
la improvisación no es la mejor receta para cuidar tu imagen.
2) Inicio: uno de las cosas que más falla a los presentadores es saber cómo
iniciar un mensaje o discurso. Están más preocupados porque no se equivoquen
que en pensar en quienes lo están escuchando. Cada público es diferente; puedes
hablar con jóvenes, adultos, autoridades o niños, y aunque el discurso sea el
mismo, no les hablaras igual. Lo recomendable es iniciar con un saludo, presentación
y una breve introducción semiformal, y
posteriormente acoplarse a la formalidad de la audiencia.
3) Contacto visual: Cuando estamos en un discurso o presentación,
tendemos a mirar fijamente un punto en el lugar o bien, a aquella persona que
verdaderamente nos está poniendo atención (o finge ponernos atención). Sin embargo,
es indispensable incluir con la mirada a todos.
4) Muletillas y/o frases repetidas: Cuando hablamos
en público debemos recordar que “menos es más”, incluir esas frases o palabras
no aportaran nada bueno a nuestro mensaje, tampoco lo hace repetir más de tres
veces la misma idea, por lo tanto evítalas por completo. Te hará lucir
profesional, seguro, convincente y con un gran dominio del tema.
5) Forma de hablar: Si tu dicción no es correcta, el impacto de
tu mensaje se perderá, esto también pasará si hablas en un tono bajo o
demasiado fuerte. Jugar con los tonos y volúmenes ayuda a dar énfasis a tus
ideas, pues una voz monótona es un como un somnífero; no se perciben emociones
ni convicciones. Recuerda que el público pierde la atención en el tema cada 7
minutos, el tono y volumen de tu voz debe ser lo suficientemente enérgico para
captar la atención incluso de los que están menos interesados en escucharte.
6) Velocidad: ¿has notado que cuando estamos nerviosos y nos sentimos inseguros
por alguna razón, tendemos a hablar más rápido? Una persona confiada hace
pausas y no necesariamente para impresionar se requiere de una pausa larga, a
veces no más de medio segundo es excelente. Un segundo de silencio estratégico,
es muy sutil para destacar puntos importantes, ya que así no solo captamos la atención
de quienes nos escuchan, sino que también tenemos la oportunidad de reflexionar
antes de seguir.
Como dijimos
en un principio, cada vez que hablamos en público, nuestra imagen y reputación están
en juego pues resultados de la investigación realizada por la Universidad de Massachusetts,
cada persona es juzgada por la forma en la que habla ante los demás, por lo
tanto cuidemos el tono de voz, hablemos con inflexión, pero sobre todo,
hablemos con convicción y contenido.