En esta era del internet, las mejoras tecnológicas y los increíbles
logros humanos, la palabra etiqueta, modales o protocolo nos suenan antiguas y
hasta pasadas de moda; incluso las llegamos a asociar a reglas tontas hechas
sólo para gente estirada que pretende ser lo que no es. Sin embargo, no me
dejaran mentir, que bien nos sentimos cuando alguien nos detiene la puerta para
pasar, cuando recibimos las gracias o hasta cuando una persona nos devuelve la
llamada o nos cede el paso en la calle. Estos ejemplos cotidianos, son lo que
algunos asocian con la frivolidad, estos ejemplos hablar del protocolo, la
etiqueta y los tan valiosos modales.
Aunque suene
aburrido y algo de antaño, ser educado y saber comportarse, dependiendo de las
circunstancias en las que nos encontremos, siempre hablará bien de nosotros y transmitirá
una imagen positiva de nuestra persona. Los buenos modales, son el toque distintivo
de la personalidad de cada uno, con ellos irradiarás elegancia, naturalidad, sencillez
y mostraras tu buena educación. En un principio, puede que no parezcan de suma importancia,
sin embargo los bueno modales son necesarios para vivir en sociedad y por ello,
hay que procurar que se conviertan en habito, que no requieran esfuerzos ni reflexión,
que queden absolutamente integrados en la personalidad de cada uno. Tener
buenos modales, o comportarse de un modo aceptable y respetuoso, demuestra
cuidado y consideración por los demás y puede ayudarte a tener mejores relaciones
con la gente que conoces o con aquellos a los que vas a conocer.
Lo cierto es
que la buena educación es lo mismo ahora que hace un siglo y primordial en las
relaciones humanas; sin embargo en una sociedad en constate transformación no se
pueden establecer normas fijas de etiqueta que de ninguna manera podrían ser universales,
ya que los buenos modales dependen en gran parte de las costumbres, de los
hábitos y ambientes; pero que sea difícil regular un código común para todos
los grupos y ámbitos sociales no quiere decir que haya que renunciar a las buenas
maneras y seguir un acuerdo generalizado imprescindible. Entre estos acuerdos encontramos un sinfín de
reglas que van desde el comportamiento
en la mesa o en eventos formales hasta en el correcto uso del transporte público
y cada uno de estas nos ayudan como personas a mejorar y mantener nuestra
imagen y reputación. Sin embargo entre las básicas podemos encontrar:
* Saber saludar y despedir: un gesto de
cortesía que se debe hacer a todo el mundo, este puede variar en función de la relación
y cercanía que se tenga con la o el grupo de personas.
* Saber
presentar: ya sea en cuestión social o laboral es preciso hacer presentaciones
de personas, esto hablará bien de ti como anfitrión entre dos personas que no
se conocen.
* Saber
hablar y escuchar: las conversaciones son un eje importante en las relaciones
sociales y laborales; y por lo mismo estar atengo a lo que dicen los demás hablará
muy bien de ti.
* Saber
vestir adecuadamente: el vestuario es la mejor tarjeta de presentación de una
persona. Cambiar una mala impresión es bastante difícil, por lo tanto hay que
saber vestir de forma correcta en función al cómo, cuándo y dónde.
* Ser
puntual: la puntualidad dicen “ es la cortesía de los reyes”. Ser impuntual
significa hacer esperar a otras personas, hacerlas perder un tiempo que no
deberían malgastar; la puntualidad es el reflejo del interés.
* Ser
respetuoso, cordial y amable: Las personas tienen sus ideas, creencias y formas
de ver las cosas y todo es respetable, tratar a la gente bien no tiene ningún costo,
al contrario traerá a tu persona grandes bonificaciones. Una frase mal dicha,
un gesto grosero, un tono de voz inadecuado son formas no favorecerán en nada a
tu imagen.
Aunque el tema del protocolo, la
etiqueta y los buenos modales parece caído en el olvido; cabe mencionar una
frase de Confucio “La naturaleza de los hombres siempre es la
misma; lo que les diferencia son sus hábitos” y por ello, no tirar un papel al suelo, hablar de forma correcta, dar los
buenos días o respetar el mobiliario es una forma de vida, por favor y gracias
son palabras mágicas que nos abrirán miles de puertas, y actuaciones como estas
deben inculcarse a todo el mundo, convertirse en habito, para así no solo
mejorar nuestra imagen sino también ir creando una reputación que al vernos no
duden en decir “¡Que buenos modales tiene esa persona!”
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